Tierra de nadie | espacio218

Tierra de nadie
Joan Soto

Trasladarse de un lugar a otro para habitarlo siempre implica un extrañamiento. Algo queda dislocado, es un proceso adaptarse y armar rutinas como salir a la plaza a diario, por ejemplo. Joan ha sabido hacer de ese descalce un potencial, su mirada afuerina le ha permitido conectarse y separarse de los ritmos que la Plaza de Armas alberga. Se mueve por diversos espacios de este lugar, observar es la base de su trabajo. Sentade en una banca sus manos van esculpiendo a una mujer, un niñe o una palmera. Sobre estas Joan repite en más de una ocasión “deben ser las habitantes más viejas de aquí” y esto le interesa especialmente, porque en la tierra ve la posibilidad de pensar en los orígenes, como esos momentos que nos constituyen y nos definen, aunque no de forma definitiva. Para le artista cada experiencia significa ser influido por ella, salir a la plaza cada día tuvo consecuencias que le afectan desde lo más íntimo hasta el proceso creativo que llevó adelante.

“Tierra de nadie” es un proyecto que ve en la Plaza de Armas un territorio en permanente disputa. Joan al disputar espacios de este lugar nos ofrece una mirada más del flujo humano, del conjunto de acciones efímeras que pasan por la plaza día a día. Mediante la arcilla, va capturando personas y momentos, es una captura manual, primaria, ya que con barro va transformando a esas personas en personajes. La documentación de esa experiencia también es exhibida: dibujos, formas y texto son dispuestos en el muro, dando cuenta de las aproximaciones e ideas de aquellas experiencias.

Las piezas deberían estar hechas para ser contempladas, aunque en ese punto le artista incorpora una ruptura, puesto que muchas son creadas para ser disueltas. Una forma de desaparición que deshace el camino al volverlas tierra y agua. La pieza central de la exposición, una réplica de la Plaza de armas, es exhibida frente a la ventana para conectarla con su modelo, para vincular el adentro con el afuera y que finalmente esta se desmorone frente a ella y a nuestros ojos por la acción del agua.

Seba Calfuqueo+Mariairis Flores Leiva